24 de septiembre de 2008

A propósito de la fiesta de Nuestra Señora de las Mercedes.


Tengo una sola madre en la tierra:

Maria Desolada.

No tengo otra madre fuera de ella.

En ella está toda la Iglesia para la eternidad,

Y toda su obra en la unidad.

En su designio el mío.

Iré por el mundo reviviéndola.

Toda separación será mía.

Todo despego del bien que he hecho,

Una aportación para edificar a María.

En su Stabat, mi “estar”.

En su Stabat, mi “ir”.

Hortus conclusus

y fuente sellada;

cultivaré sus virtudes más amadas

para que sobre mi nada silenciosa

resplandezca la Sabiduría de Ella.

Y que muchos, todos sus hijos predilectos,

Los más necesitados de su misericordia,

Tengan por doquier su maternal presencia

En otra pequeña María.

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