10 de abril de 2010

¿EL SEÑOR? ¡GLORIOSO!, ¿LA TUMBA? ¡ABANDONADA!


Esta intervención de Dios ha roto todos los planes,
ha ido más allá de lo pensable.
Él mismo en persona nos ha explicado las Escrituras.
Él mismo en persona nos ha abierto los ojos.
Él mismo en persona nos ha sacado del miedo.
Él mismo en persona ha luchado contra nuestra incredulidad.
Él mismo en persona nos ha dicho que era Él,
y comió peces con nosotros
y nos dijo que metiéramos los dedos en sus llagas.
Él mismo en persona nos calentó el corazón
hasta que las ascuas se hicieron luz
y lo reconocimos al partir el pan.
Él mismo en persona nos ha puesto de nuevo en camino.
Sí, Él mismo en persona,
porque no soñábamos ya con la nueva creación.
Pero es verdad: ha resucitado,
se nos ha aparecido
y nos ha puesto en marcha a nosotros,
los miedosos, que nos habíamos escondido,
paralizados del todo.
Él mismo en persona es Camino
y nos precede resucitado.

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