Dios tiene una característica, un atributo que muy pocos se detienen a considerar: es OMNIPOPERFECTO; en Él no hay planes sin realizar, no hay proyectos comenzados sin terminar, no... “Todo esta cumplido”. Lo que inicia lo termina. Por esto me atrevo a decir que estas próximas décadas son una procesión hacia la edad de fuego. El Espíritu continuará enviando juventudes. Suceda lo que suceda, la fuerza del Viento Divino no menguará. Las corrientes lumínicas triunfarán, las tinieblas no podrán vencer. El fuego victorioso de Dios procedente de Cristo en la Cruz y de su Padre Celestial se extenderá por todas partes.
El evangelio ha comenzado a proyectar su mensaje en los hombres del siglo XXI, un mensaje que es aliento para los tímidos, fortaleza para las tambaleantes, roca fuerte para los santos de hoy y del mañana y esperanza de cielo para todas los valerosos.
Me dirás un ¡momento! ¿Por qué tanto optimismo? ¿Por qué hay Cristianos que piensan así? Te respondo: Porque creemos con fe firme en aquél que dijo “las tinieblas no prevalecerán”. Creemos a aquél que dijo “Y la luz brilla es las tinieblas, y las tinieblas no la pudieron asfixiar”. Creemos en el triunfador eterno, que brilla omnipotente sobre todos los siglos, cuando nos dice: “Yo soy el Alfa y el Omega. El que vive. Estuve muerto pero ahora estoy vivo por los siglos de los siglos...” Creemos en Cristo que es Dios y Dios "Pantócrator" (todopoderoso), que es el mismo ayer y hoy y por los siglos de los siglos. Creo en las promesas que ha hecho en su paso por la tierra. Él dijo que nos enviaría un abogado, “el Espíritu Santo”. Su misión: darnos fortaleza en tiempos de languidez, alegría en tiempos de tristeza, fuerza para interiorizar la verdad en tiempos de apostasía.
Y creemos en que las crisis del último siglo y de todos los siglos (y la de estos tiempos) encontrarán su solución en las alturas. Contamos con su ayuda y fuerza poderosa “Yo estaré con vosotros hasta la consumación de los siglos”. Nuestros días son un trozo de estos siglos pero El está todo entero con nosotros. La luz de Dios, el Fuego divino y divinizador está con nosotros para despertarnos de nuestras crisis.
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